lunes, 29 de agosto de 2011

La experiencia de una voluntaria: Laura.

Hoy quiero compratir con vosotros la experiencia de Laura, una voluntaria de Children of África que ha pasado parte de sus vacaciones este año en Tsunza.







Ella mejor que nadie os puede hablar de lo que hacemos en Kenia con las aportaciones que se reciben en parte de este blog.

A principios de año, tras un largo (muy largo) período de reflexión, decidí que era el momento de dejar de disfrutar de mis vacaciones tal y como lo venía haciendo hasta ahora, para dar un giro que lleva siendo para mí vital desde muy pequeñita, pero tan inmersa he andado en otros quehaceres livianos y absurdos, tan metida he estado en este remolino de pagos, hipotecas, compras…que he acabado saturada anímica y mentalmente, muy desanimada, y plenamente consciente del absurdo que me rodea, y sobre todo, de lo poco que me gusta…que empecé a buscar, una vez tomada la decisión, varias asociaciones por la red… demasiadas…todas casi con la misma morfología, con el mismo fin económico… menos algunas que encontré con un enfoque muy lindo, más acorde con mi sentir de voluntariado. Quedaba elegir entre ellas, el país de destino. Finalmente, me decidí por Children of Africa. A la espera de la confirmación, pasados unos días, recibí la contestación de la presidenta y voluntaria de la Asociación, Susanna Gómez, comunicándome que me habían admitido en el grupo de Julio.



Cuando te aceptan en un voluntariado de este tipo, la energía y la ilusión se apoderan de uno… intentas preparar mil actividades, juegos, etc…quieres ayudar el máximo posible durante el tiempo que estés allí. Aunque con la sensación de que en 20 días no se va a poder hacer demasiado.

El sitio es TSUNZA (Kenia). Omito el viaje desde Málaga hasta llegar a Mombasa, con pérdida de maleta incluida, porque es tedioso y aburrido.
Llego a Mombasa a las 6 de la mañana aproximadamente. Me espera en el aeropuerto Richard, cuñado de Susanna, para acompañarme durante la mañana y hacer tiempo hasta que llegue la última voluntaria, Soraya, hacia la 1 del mediodía. Para llegar a Tsunza, se requiere paciencia, y tiempo. Pero cuando llegas, estás tan asombrada mirando el entorno y el ambiente que hay por Mombasa, que apenas eres consciente de que hasta llegar a la barca, ¡casi ha pasado medio día!, ja ja. Perdonar, pero es que este camino es de lo más extravagante y peculiar!!!!! Atravesando Mombasa, de cabo a rabo, matatu va matatu viene (“matatu”: furgoneta repleta de gente que va hacia todas partes. No hay carteles indicadores en ellos y mucho menos señales de tráfico en la ciudad (apenas algunos semáforos); sorprendentemente no hay accidentes). Luego “boda boda” (moto conducida por un chico de allí) pasando por Miritini, recorriendo caminos que sólo recordarlos me ponen los pelillos de punta, por la peligrosidad y por la belleza del paisaje. Y llegas al lugar donde se coge la barca (llámese barca de pescadores tradicional, o barquita de madera, o balsa); esperas a que se complete la barca para que ésta arranque. Cuando digo que se complete, es que se complete totalmente, hasta que no quepa ni una mosca. No hay cocodrilos ni bichos enormes durante la travesía, así que en el peor de los casos, de hundimiento, nadando y superando una capa de fango, se llegaría a tierra. La travesía en barca dura aproximadamente, entre 30 y 45 minutos.
A nuestra llegada, la de Soraya y mía, porque Richard nos dejó en la barca, nos esperaba Madafu. Que nos ayudó a entendernos con los conductores de los boda boda, para que nos llevaran las maletas hasta Tsunza, y nos guió durante el camino hasta la aldea. Unos 15 o 20 minutillos andando.



Al fin llegamos. La aldea se me presenta como un poblado indígena, de casas de adobe y techos de paja, rodeadas de palmeras altísimas, un pequeño paraíso. Conocimos, al fin, a Susanna, William (su pareja), el resto de voluntarias del grupo que habían llegado días antes (María, Sandra, Mónica, Carmen y Ana), y a la familia de William y Susanna.
La primera imagen que recuerdo son las miradas. Esas miradas de ingenuidad, agradecimiento, sorprendidas ante cuerpos blancos (“muzungus”). Allí huele diferente, se siente diferente, se vive diferente. Estando en el mismo planeta, parece que pertenecemos a planetas diferentes.


Echo de menos esas miradas que lo dicen todo sin necesidad de decir nada, esa sensación de tenerlo todo sin necesitar nada, esa generosidad de las personas y sobre todo ese saber disfrutar de cada momento como si fuera el único!!


Las semanas siguientes han sido exhaustas: hemos aprendido a cavar zanjas para sembrar (mangos, bananas, maíz), hemos aprendido a ensolar, a encender fuego sin pastillas (de barbacoa me refiero ja ja), a regar sin gastar demasiada agua, a lavar a mano haciendo desaparecer “roetes” imposibles, a compartir sin chistar, a comer de forma comedida, a beber lo necesario… tantas cosas tenemos que aprender los blanquitos, tan avanzados estamos, tan civilizados somos, que hemos olvidado cuál es nuestra esencia, no recordamos de dónde venimos, ni quiénes somos…Algo perdidos si que andamos…



Además del trabajo físico, por las tardes, tres días a la semana, hemos impartido, la mayoría de voluntarias, clases de español, porque yo solita con tantos niños, era casi imposible. Y cuando digo tantos niños, es que eran muuuuuuuuuuuuuuuuuuchos niños. Más bonitos!!!



Tienen una capacidad de aprendizaje increíble, una actitud positiva al máximo. Tantas ganas de progresar y tan difícil lo tienen… Los niños más mayores, cuando llegaban por la tarde de la escuela, se sentaban en la biblioteca con lámparas de aceite, y seguían estudiando. Una voluntad de oro!!!!!



Y los pequeñitos, entre bailes, juegos y manualidades, disfrutaban de sus tardes también. Algún seminario también se realizó: María Cerezo impartió uno de primeros auxilios y prevención del Sida muy lindo; y Susanna Gómez, entre otros, uno sobre la Asociación Children of Africa, y otro de Astronomía. Hasta los mayores de la zona vinieron a los seminarios.



Me subo al “Dreamboat” con vosotros, Susanna y Willy. Tan orgullosa estoy de vosotros, de vuestro esfuerzo, de vuestra generosidad. Vaya porte qué tenéis!!!!! Sóis de una calidad humana tan bonita!!!! BELLOSSS!!!!!
Por aquí, el día a día, se hace difícil. El contraste es grande a la vuelta. Pero sin perder la ilusión y con todo el aprendizaje que traje en la maleta (esta maleta sí que no se pierde), de momento, desde aquí, seguimos trabajando en pos de esos sueños tan preciosos que, sin duda, algún día, Risiki y otros muchos aldeanos, podrán acariciar en la palma de su mano.
Así que manos a la obra, que Susana Monedero no me deja respirar con los marcapáginas!!!!!!!!!!! ja ja ja!!!! llegará algo más de ingreso con estos encargos, así que desde Málaga, os mando millones de saquitos de fuerza, ilusión, besos preñados de colores…Se os echa de menos, a todos, a los de allí y a los que ya estamos aquí. Os añoro.